En una noche de intensa lluvia en el Parque Central de Tegucigalpa, la estatua de Francisco Morazán es alcanzada por un rayo, sus metales quedan electrificados y sufre un cambio misterioso. A partir de ese día, la estatua comienza a hablar. ¿Cuantas cosas habrá visto y escuchado durante los más de 130 años que lleva en el mismo sitio?
Son tantas que la estatua no puede esperar mas y los cuenta directamente al espectador. Es así como escuchamos de su voz las historias sobrenaturales de las que ha sido testigo y que van desde dramas sociales, comedia, suspense, hasta la crónica de un desaparecido. 
Relatos que a medida cuenta van dejándole intriga sobre su propia existencia y el porque El Centro de Tegucigalpa acoge todos estos eventos extraordinarios.
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